Seguro que ya te han dicho que escribir un libro es un proceso largo, complejo y tedioso cuando se trata de corregir.
Cuando terminé mi primera novela y la leyó mi mentora y editora, me la devolvió con dos notas.
Una decía: no funciona.
La otra: tienes que cambiar al narrador.
Y me explicó un montón de cosas que me hubiera encantado saber ANTES de empezar a escribir.
Así que quiero hacer una lista con esas cosas que deberías saber antes de escribir un libro. Información breve, útil y condensada.
1. Acaba lo que empiezas
Me hubiera ahorrado años de escritura si hubiera sabido esto o si lo hubiera asumido como cierto.
En el cajón tengo 3 + 1 novelas casi terminadas que nunca verán la luz. Me miran con sus ojos muertos cada vez que lo abro, y yo les devuelvo la mirada sintiéndome culpable.
Si vas a escribir algo, planifica tu escritura hasta el final.
Repito: hasta el final.
Un escritor no es alguien que deja un libro a medias. Un escritor es el que termina lo que ha empezado.
El resto son charlatanes.
2. No hay mejor momento que ahora
Si buscas excusas, las vas a encontrar. Pero lo más importante es escribir.
Planifícate, sí, pero una vez que termines de hacerlo escribe, escribe y escribe.
Ya tendrás tiempo de echar la vista atrás cuando acabes. Ahora pon una frase, encadénala con la siguiente y así hasta el final
3. Tu primer borrador es una conquista
Cuando las tropas desembarcaron en Normandía, no se preocuparon de mirar atrás o de pensar en lo que habría delante. Lo que hicieron fue coger sus armas con fuerza y salir corriendo por la playa, esquivando, matando y tratando por todos los medios de sobrevivir.
Su único objetivo era conquistar la playa, ese trozo de arena que era una condena a muerte para ellos.
Tu misión ahora es conquistar esa playa y terminar tu primer borrador. Ya te preocuparás después de reorganizar a tus tropas y pensar en la siguiente conquista (corrección y edición).
4. Mete las manos en la masa
Ayer cociné una tarta con mis hijos y recordé por qué me gustaba cocinar de pequeño.
No porque luego tuviera una tarta para comer, sino por el placer de meter las manos en la masa y ensuciarme sin que nadie me echase la bronca.
Tu primer borrador es tu primera tarta: lánzate a ella de cabeza, ensúciate de barro y diviértete.
Para bien o para mal, cuando salga del horno ya verás cómo la arreglas.
5. El primer borrador es un experimento
Y como todos los experimentos, tratan de demostrar algo… pero no siempre lo consiguen.
De hecho, los primeros experimentos nunca lo hacen.
Para eso están los segundos, terceros, cuartos…
6. Escribir es reescribir
Como te decía al principio, tienes que tener muy presente que un primer manuscrito no suele ser muy potable.
Asume que, cuando termines de poner palabra tras palabra, llegará el momento de editar y convertirlas en algo legible para alguien más que para ti.
Y eso implica reescribir.
7. No tengas prisa
Ponerse límites está genial, pero que sean límites virtuales. Líneas pintadas en el suelo que te ayuden a seguir corriendo y esforzándote, pero que puedas saltarte cuando te dé la gana.
Tienes tiempo, aprovéchalo y disfruta del camino.
Sobre todo, porque cuando termines te tocará arremangarte y reescribir…
8. La historia tiene que terminar
Es paradójico, pero si te decía antes que no te pusieras límites, ahora te digo que tienes que tener uno muy claro.
He conocido escritores con 7 y 8 borradores a sus espaldas.
Eso son 7 u 8 reescrituras del libro entero.
No seas como ellos. Ponte un límite.
Hecho es mejor que perfecto. Porque la perfección literaria no existe.
9. Tu equipo
Los escritores somos nuestros peores enemigos. Nos clavamos cuchillos en la espalda y nos odiamos cuando leemos lo que hemos hecho.
Busca a alguien imparcial, alguien que pueda decirte con sinceridad si lo que has escrito es una mierda o una maravilla.
Y que sea un profesional de lo suyo. Alguien que sepa escribir mejor que tú-
10. Emociones descontroladas
A todos nos ha pasado que escribimos una frase y nos sentimos Heminguay y al día siguiente tenemos tal resaca que odiamos todo lo que hemos escrito.
No dejes que ese odio te ciegue y sigue escribiendo.
Sí, incluso cuando pienses que todo lo que has escrito es una mierda.
11. Salud mental
Vives en un mundo imaginario, hablas con personajes imaginarios y encima quieres contarle al mundo que lo haces.
Asume que algo no funciona ahí arriba como en el resto de tus congéneres.
12. No abandones a tu niño interior y acaba con él si lo haces
El punto uno es vital: termina lo que empiezas.
Si lo dejas, que lo harás, no abandones sin más. Quédate con las partes buenas, los personajes buenos o las historias que merezcan la pena y guárdalos para otros proyectos.
O empieza un proyecto nuevo a partir de ellos.
13. Escribe rápido
Y no me refiero solo a que escribas chorrocientasmil palabras al día.
No.
Pero si te obligas a escribir 2000 cada día, terminarás una novela de 60.000 palabras en 30 días.
Sé que no cumplirás todos los días, pero cuanto más te acerques, mejor.
14. Hazme sentir algo
60.000 suenan a muchas palabras, ¿verdad?
Pues imagínate cómo le suenan a ese lector que no te conoce y que no ama a tu historia tanto como tú.
No divagues, no pierdas el tiempo: cuéntale algo interesante. Que quiera seguir leyendo.
Que sienta.
15. La forma del texto importa
No me refiero al tipo de letra, sino a la distribución del texto.
Que una página no se convierta en una muralla de palabras que asuste a cualquier lector.
Alterna ritmos, usa párrafos cortos, largos, medios… Que parezca que el texto está vivo visualmente hablando.
16. Los números de tu novela
Uno de los motivos por los que destrozaron mi primer manuscrito, es que abusaba de las descripciones más que Hemingway de…
Tu novela, tu libro, tiene que tener un equilibrio entre diálogos, acción y descripciones.
Que esas descripciones ocupen el menor porcentaje posible.
Si quieres deleitarte con las curvas de las columnas de la habitación donde tu personaje se tira un pedo, haz que personaje, pedo y curvas tengan algo que ver. No me hables de piedras que no me importan.
Por ejemplo, porque la cavidad que creaban esas columnas tan bonitas, hacían que los pedos sonasen con estruendo.
17. No mientas al lector
Yo acabo de mentirte, diciéndote que diálogo y acción son cosas separadas.
Nadie habla sin hacer nada, las cosas ocurren mientras los personajes hablan. Caminan, pegan tiros, vibran de ira…
Haz que tus personajes vibren también mientras escribes sus diálogos. Apórtales un trasfondo.
18. La sutileza de los detalles
Si describes, hazlo con elegancia. Escoge un detalle, uno pequeño, y dale un poco de cariño al lector.
Que ese detalle lo ponga en situación y le ayude a seguir adelante.
19. El lector es tu peón
Porque no tienes que contarle todo a tus lectores. Tienes que dejar que su imaginación trabaje, que dude, que teorice, que piense…
No le des todos los detalles de la cara de un personaje, porque entonces no disfrutará asociándolo con alguien que conoce.
Dale lo suficiente para que se haga una idea, pero que rellene él los huecos que falten.
Sobre todo cuando hables o despiertes emociones. Son muy personales y cualquier desviación de lo que el lector entiende por esa emoción y estarás muerto.
20. Petit Comite
Escribir un libro no tiene que ser como ir a una discoteca.
Si te pasas de personajes, si le complicas la vida al lector, te apartará y te echará de su vida.
Salvo que tengas la habilidad de Juego de Tronos para insertar cientos de personajes diferentes, limítate a hablar de unos pocos.
¿Cuántos? No hay una cifra concreta, con el puñado que tú te sientas cómodo.
Porque un personaje es mucho más que un nombre y los escritores podemos manejar un número limitado de almas a la vez.
21. Cuidado con las etiquetas
Un buen libro es bueno y punto.
Da igual que sea fantasía, ciencia ficción o terror. El género no debe atarte a lo que hagas.
Ni es inamovible. Puedes escribir 5 novelas de terror y pasarte a una fantástica, ¿por qué no?
22. No consumas tu llama
Empezar es fácil.
Tienes energía, tienes una idea muy buena y tienes ganas de avanzar.
Lo difícil es llevar 20 días escribiendo, tener varios miles de palabras, y seguir con el mismo empuje que al principio.
Avanza poco a poco, ponte metas plausibles, cercanas y fáciles de alcanzar. Así irás de una a otra con facilidad y te motivarás cada día.
También puedes obligarte a escribir un número determinado de palabras… Lo que sea por avanzar.
23. El largo viaje a alguna parte
Escribir un libro es un viaje largo. Muy largo.
Sobre todo si es el primero, que titubeas, avanzas, deshaces…
No dejes que tu historia te ahogue y busca formas de salir a flote. No escribas en orden, cambia de personajes… NO TE ABURRAS.
Si te aburres de tu propia novela, estás muerto.
24. Avanza por el laberinto
El hilo que une a tu historia con su final es muy tenue. Hay quien se redacta un plan detallado, hay quien escribe a pelo, hay quien…
Cada escritor es diferente.
Sus caminos, sin embargo, son siempre solitarios. Por eso debes acordarte del hilo, de tu guía, y hacerle caso para salir del laberinto.
25. Escribir un libro es fácil, que se pueda leer es otra cosa
El primer manuscrito de Mariposas de Acero contaba la misma historia que el último.
Nadie hubiera terminado el primero y cientos lo han hecho con el último.
¿Por qué? Porque la primera novela es difícil, la quinta también, pero con práctica y un buen maestro, se puede llegar a conseguir un texto que atrape a tus lectores.
Escribe, escribe mucho, lee, lee más, practica y aprende. Esto es un proceso.
26. Somos legión
Internet es un 48% de porno y un 52% de escritores.
No estás solo, así que aprovecha que estás rodeado de escritores para alimentarte de ellos, para dejarte aconsejar, para leerlos y para aprender.
Eso sí, ten cuidado de a quién haces caso, que hay mucho pirata por ahí que quiere sacarte el dinero para ganar él.
27. El libro empieza con un personaje
William Faulkner decía: «Normalmente todo empieza con el nacimiento de un personaje. Ese personaje se pone en pie y comienza a caminar. Lo único que puedo hacer es trotar tras él siguiéndolo con papel y lápiz, intentando escribir todo lo que dice y hace».
Así que busca a ese personaje y, si notas que la historia no arranca, revisa a ese personaje.
Seguro que puedes hacer algo para que él tome las riendas y despierte tu novela.
28. Necesitas conocer tu mundo
Te he dicho que no le cuentes todo al lector, pero tú sí que tienes que conocerlo todo. Tienes que empaparte de tu mundo, de tus personajes, sus motivaciones, su historia, su…
El mundo que rodea a tus personajes es el motor de sus acciones. Respétalo, conócelo y trátalo con la misma importancia que a tu protagonista.
Y no se lo cuentes al lector.
29. La máquina del tiempo
Si una escena te aburre a ti mismo, ¿cómo crees que se sentirá tu lector?
No te preocupes por arreglarla.
La gracia de escribir un libro es que puedes hacer lo que quieras: sáltate la escena, avanza en el tiempo y sigue escribiendo.
30. Ya he escrito un libro, ¿ahora qué?
Te diría que más importante que escribir el libro, es saber qué vas a hacer con él.
Investiga, pregunta, aprende qué puedes hacer con un manuscrito terminado. Google es tu amigo.
Pregúntate si quieres enviar tu libro solo a tus amigos, si quieres que una editorial lo publique, o quieres ponerlo en Amazon de forma autopublicada y sentirte satisfecho.
Ya sabes, para sentirte satisfecho con eso de plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
La ventaja de Amazon es que serás dueño y señor de tu libro y podrás hacer con él lo que quieras. Incluso embolsarte todas las regalías.
31. De la promoción no te libra ni una editorial
¿Una súpereditorial te ha comprado el manuscrito? ¡Enhorabuena!
¿Crees que por hacerlo ya puedes sentarte a dormir?
Jajajaja, no, lo siento, perdona que me ría.
Pero vender libros en gran medida depende de ti. De tus seguidores. Así que sal a buscarlos.
32. El marketing para pobres
Te contarán mil y un historias para construir esa base de suscriptores, de lectores… O para que la gente reconozca tu nombre.
También te dirán que ya está todo escrito y que tienes muy difícil destacar.
No les hagas caso.
Documenta tu proceso, escribe sobre lo que vas aprendiendo, sobre tu experiencia como escritor…
Verás la cantidad de gente que quiere leerlo.
33. Amazon es tu amigo
Una editorial tiene que decidir que la apuesta por tu libro les va a hacer ganar dinero. Eso hace que tengas las de perder con tu primer libro.
Así que Amazon es tu mejor amigo.
En Amazon puedes subir todos los libros que quieras, hacer experimentos, tener contacto con las opiniones de tus lectores… ¡Y gratis!
34. Conviértete en un buen socio
Las editoriales tradicionales llevan bastante tiempo tratando de recuperar el ritmo. Ante el cambio de esquema de la publicación, se están adaptando y eso les supone varios problemas.
Lo que buscan en un escritor, más que un nombre y una buena historia, es encontrar un buen socio. Alguien del que se puedan fiar, un tío solvente que pueda vender X libros por su cuenta, sin depender del marketing o de la promoción de las editoriales.
Entiende esto como una oportunidad para ti como escritor. Si eres capaz de moverte en las redes sociales, de crear una estrategia de promoción y de sacarte las castañas del fuego, las editoriales querrán trabajar contigo.
El ejemplo de esto lo tenemos en los autores autopublicados que, cuando llegan a ciertos números de ventas, suelen ser reclamados por las editoriales.
35. Son solo negocios
Nadie te odia. Nadie tiene nada contra ti. El universo no conspira contra ti. Las editoriales son negocios. Si una editorial no publica tu libro puede ser por muchas cosas, entre ellas que no tenga un buen perfil comercial o que tu libro sea malo.
No odies a las editoriales, ni a los editores, por rechazar tu libro.
Nunca te olvides de que llevan un negocio.