Hoy en día parece que los procesadores de texto llevan con nosotros desde que el mundo es mundo.
Sin embargo, no hace tanto tiempo, estos sistemas tan útiles no existían.
Hablemos de la historia de los procesadores de texto y de cómo han llegado hasta nosotros para quedarse y hacernos la vida más fácil.
La historia de los procesadores de texto
Si te digo «procesador de texto», tú vas a pensar en Microsoft Word.
Y aunque puede parecer que un software informático es el nacimiento de este tipo de procesamiento de textos, eso no es ni remotamente cierto.
De hecho, los procesadores de texto no nacieron con los ordenadores. Ya existían antes que ellos.
Hay quien considera que las máquinas de escribir fueron los primeros procesadores de la historia. Pero como vimos en el artículo sobre qué es un procesador de textos, para que se considere procesador, es necesario que nos permitan cambiar el aspecto y la forma del texto sin tener que reescribirlo.
O al menos, que nos permita variar ciertos parámetros (color, grosor, tamaño…) mientras estamos escribiendo.
Así que no, una Remington con teclado QWERTY de 1890 no era un procesador de textos.
¿Cuál fue el primer procesador de textos de la historia?
En torno a 1931, una pequeña empresa creó una máquina de escribir eléctrica que permitía nada más y nada menos que cambiar el tipo de la fuente.
La llamaron Varityper y fue la primera máquina que permitía «procesar» el texto de alguna forma.
Podía usar más de 300 tipos de letra distintos, escribir en varios idiomas, ajustar la separación entre caracteres e incluso justificar los textos a la derecha.
Algo impensable para la época.
Sin embargo, su uso no se extendió demasiado.
Más adelante, en los años 60, IBM sacó sus máquinas Selectric, que tenían un sistema esférico para la impresión de letras (parecido a una pelota de golf):
Estos modelos, incluso, permitían borrar caracteres y sobreescribirlos.
¿Cuál fue el primer software procesador de textos?
Seguro que has vuelto a pensar en Microsoft Word.
Pero NO, te has equivocado.
El primer procesador de textos que existió en el entorno digital no pertenecía a IBM, ni a Microsoft…, sino a unas computadoras conocidas como Osborne 1.
Su nombre era WordStar y llegó a nosotros en el año 1978, en disquetes de 5 pulgadas y cuarto (opcionalmente también en disquetes de 8 pulgadas).
Una versión muy arcaica de lo que hoy conocemos.
Como nota curiosa, hay varios autores muy reconocidos que a día de hoy siguen usando este arcaico procesador. Entre ellos destacan George R. R. Martin, creador de la saga de Juego de Tronos, y Robert J. Sawyer, uno de los escritores de ciencia ficción canadienses más premiados que hay.
¿Cuál es el procesador de texto más famoso de la historia?
Ahora sí, si has pensado en Word, has acertado.
Aunque hay programas mucho mejores para escribir, Word es el procesador de texto más extendido y famoso de todos. Pero, ¿sabes por qué y cuál es su origen?
Fue en 1983, bajo el nombre de «Microsoft Multi-Tool Word», cuando el famoso Word vio la luz. Sin embargo, no fue para el famoso sistema operativo de Windows (no existía en aquella época). Ni siquiera para MS-DOS. Lo hizo para una versión de Unix que llamaron Xenix.
Ese Xenix fue el primer sistema operativo que lanzaron y que les dio acceso al mercado que más tarde terminarían dominando.
El resto, hasta hoy, es historia. Microsoft dominó completamente el mercado de los ordenadores y, gracias a ese monopolio, todos nosotros tenemos o hemos tenido Microsoft Word instalado y sabemos lo que es.